Una vez segregado el negocio financiero en el Banco Ceiss, Caja España-Duero se queda con el patrimonio, la Obra Social y el Monte de Piedad. Con una diferencia: no tiene recursos. Su dotación provenía de la parte establecida de los beneficios de la entidad financiera, que ahora forman parte de otro negocio. No sólo no habrá Obra Social, sino que parece imposible mantener el legado de la que ha funcionado durante más de un siglo.
Abandonado el barco del negocio financiero por la representación política, y concentrados quienes siguen al frente del banco en mantenerlo a flote; la caja ha quedado en tierra de nadie atada al lastre de mantener no ya sus fines benéficos y culturales, sino meramente un patrimonio costoso sin recursos ni capacidad para generarlos.
La Junta de Castilla y León debe establecer las bases de la fundación que gestionará esta caja, pilotada ahora por un puñado de empleados «cedidos» temporalmente por el banco. Una patata caliente que lleva meses evitando con la excusa de los cambios regulatorios en el sector.
La tarea social de la caja leonesa es consustancial a su existencia. Al margen de sus principios fundacionales, contra la usura y para ayudar a las clases menos favorecidas, fueron constantes sus donaciones a casas de caridad, hospicios, escuelas y hospitales,... En 1933 ya se legisla para establecer la doble vertiente de las cajas de ahorros, financiera y social, ajena al lucro. La atención a las necesidades sociales y sanitarias y a la educación son sus dos líneas de actuación prioritaria.
Es a partir de los años 60, con la mejora de las condiciones económicas del país y la provincia, cuando la Obra Social se vuelca también en mejorar la economía rural, presta mayor atención a la promoción cultural y busca nuevas fórmulas de mejora de la sociedad.
Hasta ahora, Caja España articulaba su Obra Social a través de cuatro líneas de actuación: cultura y tiempo libre, asistencia social y sanitaria, educación e investigación y patrimonio. La infancia y los ancianos, junto con los colectivos menos favorecidos, eran sus principales objetivos.
El patrimonio que tendrá que gestionar y mantener la fundación que se forme ahora para gestionar Caja España-Duero pasa por numerosos edificios, algunos de ellos de gran valor como Botines en León o las sedes de Salamanca. Varias salas de exposiciones, los fondos documentales, y un fondo artístico que sólo en otras de arte suma más de 10.500, 7.000 de ellas cuadros. Más de 10.000 piezas tiene también la colección etnográfica.
También forman parte de la Obra Social terrenos de la Universidad de León, colegios como La Milagrosa, centros culturales, bibliotecas, centros de formación, instituciones de tiempo libre (como la de Sierra del Brezo o fincas en Salamanca, o el área de la naturaleza de Monfragüe en Cáceres).
Varios colectivos han denunciado que las labores asistenciales desaparezcan en un momento de necesidad.
Fuente de datos: diariodeleon.es
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