Una de las asambleas de los preferentistas zamoranos. Foto L.O.Z.
DIEGO G. TABACO Tras varios meses a pleno funcionamiento y con las primeras sentencias en firme ya sobre la mesa, los preferentistas de Zamora estuvieron representados en una asamblea regional que se celebró hace unos días y en la que se analizó el trayecto que las plataformas de la comunidad y de otros lugares de España han recorrido hasta ahora. El análisis de los datos, dicen los afectados, «invita al optimismo» con un porcentaje importante de sentencias ganadas en los tribunales. De acuerdo con los datos que manejan las plataformas, en los que solo se reflejan las demandas gestionadas por sus abogados, los juzgados han dado la razón a 378 preferentistas y solo se la han quitado a nueve.
Las demandas relativas a la venta de híbridos en Caja Duero son las que más quebraderos de cabeza están dando a las plataformas. «Una explicación a estos resultados negativos», argumentan los afectados, «puede estar en el hecho de que, si bien la comercialización de productos híbridos en Caja Duero y Caja España a partir del año 2009 responde a la misma realidad», la situación desesperada de las cajas, totalmente descapitalizadas y prácticamente en quiebra, «Caja España hizo las cosas de manera mucho más burda. Faltan firmas, a veces están amañadas o, directamente, falsificadas y en una mayoría de casos no se rellenaron los test de conveniencia Mifid». Por esto, dicen, «ha sido relativamente fácil convencer a los jueces de las acciones de vicio en el consentimiento y fallo de consentimiento para que fallasen a favor del demandante», como ha sucedido en la mayoría de los casos.
Este «modus operandi» no se repetía en Caja Duero que, a nivel «formal», dice el colectivo de afectados, «hizo mejor las cosas». De esta manera los contratos están «casi siempre firmados», las encuestas y test «están cumplimentados y firmados» y hay «una mayor apariencia de buena praxis» si se analizan los documentos de la compra de híbridos. No obstante, argumentan los compradores de productos tóxicos de las dos cajas, «la realidad es muy distinta de las apariencias» porque «el empleado de Caja Duero se limitaba a traducir las preguntas de unas encuestas que aparecían en la pantalla de su ordenador y que él mismo iba rellenando». Una vez hecho esto «la encuesta se entregaba al cliente ya rellenada y éste, en virtud de la confianza que tenía en el empleado, la daba por buena». De esta manera «el contrato y el folleto informativo se entregaban en bloque al cliente y el empleado le indicaba dónde debía firmar».
De esta manera, indican los afectados, «en muchos juicios ha quedado demostrado que el mismo empleado de Caja Duero desconocía las verdaderas características del producto y, desde luego, ni sospechaban la situación», casi de quiebra, «en que se encontraba la caja». El acto, por otra parte, «no solía durar más de 15 minutos» y «en ese breve tiempo, ahorradores sin ninguna experiencia en ese tipo de productos quedaban conveniente y suficientemente informados» según han entendido los jueces que han dado la razón a la entidad.
Pese a esta apariencia de buena praxis los preferentistas consideran demostrado que «Caja Duero estaba mintiendo a sus clientes sobre la situación de solvencia de la entidad al informar de una calificación que le había sido rebajada por la agencia de calificación Moody's al nivel de bono basura con perspectiva negativa». El colectivo recuerda que la Comisión Nacional del Mercado de Valores se dirigió a la entidad instándola a informar a los compradores de híbridos de la situación real de la entidad.
Fuente de datos: laopiniondezamora.es
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