El todopoderoso Braulio Medel, maquiavélico jefazo de Unicaja, ha estado con Juan Vicente Herrera en Valladolid para decirle que Castilla y León seguirá siendo el mercado de su nueva caja, esa que se ha tragado el Banco Ceiss, es decir, el engrudo resultante de la fusión de Caja Duero y Caja España. La foto, donde el importante no es Herrera sino Medel, me produjo pena y tristeza, además de indignación y cabreo. Después de un largo proceso nuestro músculo financiero, ese del que tanto presumía Herrera, se ha convertido en un sucedáneo bajo el criterio de unos señores de Málaga que hicieron mejor las cuentas que los nuestros antes de la crisis, durante la crisis y en estos momentos de la crisis.
Y como este artículo se publica en un periódico de Salamanca no puedo menos que acordarme de Sebastián Battaner, el cajero ( así le gustaba llamarse el mismo cuando presidía Caja Salamanca y Soria, más tarde Caja Duero) más brillante que pululó por estos barrios. Incluso voy más allá, porque la memoria no tiene fronteras, y llego hasta José María Vargas-Zúñiga, un señor de los de antes ( o sea, educado y de gusto por la cultura) que fue también presidente de esa entidad teniendo a Battaner como Director General. Fueron estos dos hombres, cada uno en su responsabilidad, cuando se fraguó el mayor éxito cultural de Castilla y León desde hace treinta años: Las Edades del Hombre. Caja Salamanca y Soria fue la que apoyó económicamente el proyecto.
Un día José Velicia, comisario de la muestra, y el escritor José Jiménez Lozano ( que después fue premio Cervantes) se personaron en el despacho de Battaner a explicarles el proyecto. Lo entendió de tal forma que en unos minutos puso en marcha un proyecto maravilloso. ¡Qué tiempos aquellos! ¿Cómo podía pensar entonces Battaner que una serie de inútiles, desalmados y neófitos metidos a banqueros iban a acabar con la Caja?. Primero escenificaron una fusión de traca, donde Caja España, tocada y hundida por gente como Santos Llamas, Evaristo del Canto y otros fenómenos de semejante naturaleza, se convertían en responsables, desde la miseria de las cuentas más oscuras (Santos Llamas aún debe a Caja España créditos por un montante de locura) de todo el tinglado.
La cosa fue a la deriva absoluta hasta terminar estas dos entidades, otrora ejemplos crediticios y financieros, en una boñiga. Por supuesto, en el lado de Caja Duero la labor del presidente sustituto de Battaner, Julio Fermoso, fue tremenda, desconcertante, con gestiones tan complejas que alguna le ha llevado a estar imputado. Y, posiblemente, no se sepa, ni salga a la luz, ni la mitad de la mitad.
El caso es que quien mal anda mal acaba. Y así hemos llegado a esta situación donde Castilla y León no pinta nada, como en montones de cosas. Herrera ha escuchado a Medel a ver qué se digna a hacer aquí. Hará lo que quiera porque para eso manda. El ahorro de los castellanos y leoneses servirá para donde decidan en Málaga. Esto, con ser grave, no es tanto como que, encima, nuestros responsables políticos y financieros miren para otro lado, como en todo, y le echen la culpa a Juan Pandero.
Aquí no ha pasado nada, no pasa nada y nadie tiene responsabilidad de nada. Genial. Además los fiscales tienen tanto trabajo que no pueden investigar todo lo que habría que investigar, los políticos se hacen el sueco, los medios de comunicación ( en general) pasan de largo y la gente moliente y corriente está tan decepcionada de tantas cosas que pasa de todo. También del desastre de El Árbol, otra historia de película en la que hoy no tengo ánimo para entrar.
Seguiremos, por esto y muchas cosas más, dando con la cabeza en el pesebre.
Un día José Velicia, comisario de la muestra, y el escritor José Jiménez Lozano ( que después fue premio Cervantes) se personaron en el despacho de Battaner a explicarles el proyecto. Lo entendió de tal forma que en unos minutos puso en marcha un proyecto maravilloso. ¡Qué tiempos aquellos! ¿Cómo podía pensar entonces Battaner que una serie de inútiles, desalmados y neófitos metidos a banqueros iban a acabar con la Caja?. Primero escenificaron una fusión de traca, donde Caja España, tocada y hundida por gente como Santos Llamas, Evaristo del Canto y otros fenómenos de semejante naturaleza, se convertían en responsables, desde la miseria de las cuentas más oscuras (Santos Llamas aún debe a Caja España créditos por un montante de locura) de todo el tinglado.
La cosa fue a la deriva absoluta hasta terminar estas dos entidades, otrora ejemplos crediticios y financieros, en una boñiga. Por supuesto, en el lado de Caja Duero la labor del presidente sustituto de Battaner, Julio Fermoso, fue tremenda, desconcertante, con gestiones tan complejas que alguna le ha llevado a estar imputado. Y, posiblemente, no se sepa, ni salga a la luz, ni la mitad de la mitad.
El caso es que quien mal anda mal acaba. Y así hemos llegado a esta situación donde Castilla y León no pinta nada, como en montones de cosas. Herrera ha escuchado a Medel a ver qué se digna a hacer aquí. Hará lo que quiera porque para eso manda. El ahorro de los castellanos y leoneses servirá para donde decidan en Málaga. Esto, con ser grave, no es tanto como que, encima, nuestros responsables políticos y financieros miren para otro lado, como en todo, y le echen la culpa a Juan Pandero.
Aquí no ha pasado nada, no pasa nada y nadie tiene responsabilidad de nada. Genial. Además los fiscales tienen tanto trabajo que no pueden investigar todo lo que habría que investigar, los políticos se hacen el sueco, los medios de comunicación ( en general) pasan de largo y la gente moliente y corriente está tan decepcionada de tantas cosas que pasa de todo. También del desastre de El Árbol, otra historia de película en la que hoy no tengo ánimo para entrar.
Seguiremos, por esto y muchas cosas más, dando con la cabeza en el pesebre.
Fuente de datos: salamancartvaldia.es
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