El cerco regulatorio y la posición del PNV y Bildu llevan a Mario Fernández a dejar el banco de las cajas vascas
su fundación en enero de 2012 y de la cajavizcaína BBK desde 2009, ha abandonado el cargo tras haber copilotado la fusión de las cajasvascas y haber llevado a BBK y ahora a Kuxtabank al liderazgo de la solvencia financiera.Se asegura que Fernández ya había
comunicado hace meses su intención de dejar el grupo tras los "stress test" del Banco Central Europeo(BCE), pero es generalizada la impresión de que es la Mario Fernández.
primera víctima de las nuevas normas regulatorias del Gobierno.
El Ministerio de Economía de Luis de Guindos, por decisión propia, por indicación europea o por una convergencia de ambos criterios, hizo de la nueva ley de cajas de ahorros y fundaciones bancarias de 2013 el último gran empujón en su empeño para que las antiguas cajas (incluso las que han demostrado ser capaces de ser más solventes que los bancos privados) dejen de tener un protagonismo relevante en el sector financiero.
Obligadas, salvo dos de ámbito local, a transferir sus negocios a sociedades anónimas (bancos), las escasas cajas supervivientes del terremoto de la crisis -reconvertidas necesariamente antes de fin de año en fundaciones bancarias- tienen ahora que torear con la circular del Banco de España que, en cumplimiento de los dictados del Gobierno, impone exigencias crecientes a las cajas en proporción a su peso accionarial en los bancos por ellas fundados.
Estas exigencias tratan de que las cajas, de forma individual o concertada, no controlen más del 30% de las entidades bancarias a las que transfirieron sus negocios. Y las penaliza sobremanera a partir de posiciones accionariales del 50% o superiores. La principal medida disuasoria es la exigencia de que las fundaciones bancarias se doten de fondos de solvencia para hacer frente a posibles problemas futuros de sus bancos con el fin de que, de acuerdo con el criterio europeo, sean los accionistas los primeros en rescatar a las entidades bancarias y solo se recurra a los recursos públicos en casos extremos e inevitables.
La cuantía del fondo de reserva que cada fundación bancaria (antiguas cajas de ahorros) debe constituir se calcula mediante unos coeficientes en virtud de varios indicadores: su solvencia y activos de riesgo, la cuantía de su participación accionarial en el banco y su plan financiero. En el caso de que la entidad cotice en Bolsa (que es lo que se pretende promover), los requerimientos se reducen en el 0,5% a condición de que el banco de las cajas tenga al menos el 25% de sus acciones en circulación. Este esquema penaliza sobremanera a las fundaciones bancarias de bancos como Kutxabank, Ibercaja y Unicaja Banco, en los que las antiguas cajas fundadoras aún controlan el 100% de su capital o cerca, y a los que la dotación de ese fondo de solvencia les exigirá captar y además inmovilizar cifras de capital muy elevadas.
El cálculo que hizo Kutxabank estima que para poder cumplir con la norma del Gobierno este banco, controlado al 100% por las antiguas cajas vascas (BBK, Kutxa y Vital), deberá disponer de forma permanente de 700 millones de euros colocados en activos líquidos de máxima calidad y sin posibilidad de usarlos para otro fin.
Esta es la razón por la que Mario Fernández postuló desde hace meses que el banco vasco debe dar entrada a capital privado y salir a Bolsa para reducir esa exigencia a volúmenes manejables y asumibles.
La posición de Fernández ha colisionado con las pretensiones de Bildu y últimamente del PNV. Bildu rechazó y postergó durante algún tiempo la conversión de la caja guipuzcoana en fundación bancaria, como exige la ley de diciembre de 2013, y ahora se resiste a la entrada de inversores privados en Kutxabank. ElPNV parece haberse sumado también a esta negativa. La circular del Banco de España era un borrador que se expuso a consultas del sector y ahora está pendiente de que salga la redacción definitiva. Salvo cambios, los bancos de las antiguas cajas tendrán dos alternativas: dar entrada a capital privado e incluso cotizar en Bolsa (como ya hicieron Caixabank y Liberbank, y como está obligado a hacer el nacionalizado BMN) o asumir el elevado coste de dotar fondos millonarios para afrontar hipotéticas insolvencias futuras del banco. El pulso financiero puede derivar en un pulso también político.
Fuente de datos: farodevigo.es
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