EL FROB NIEGA LA VÍA PARA RECUPERAR SU DINERO
Los titulares de preferentes de Ceiss, los peor tratados: sin arbitraje y sin liquidez
De entre todos los afectados por el escándalo de las preferentes, los que están sufriendo el peor trato con mucha diferencia son los de Ceiss (las antiguas Caja España y Caja Duero). A diferencia de los de Bankia, NovaGalicia o CatalunyaBanc, no tienen ninguna vía para hacer líquido lo que les queda de su inversión tras la quita. Tendrán que esperar hasta que Unicaja salga a bolsa, algo que no ocurrirá hasta 2015, como mínimo. Y lo que es peor, el FROB ha descartado abrir un proceso de arbitraje en Ceiss en el que los titulares de estos títulos puedan recuperar todo el dinero invertido inicialmente, al contrario de lo ocurrido en las otras tres entidades, según confirman fuentes cercanas al fondo de rescat bancario.
Ceiss se encuentra en una situación sui generis en el sistema financiero español provoca que tenga lo peor de los dos mundos: es una entidad insolvente que no puede seguir por sí misma y necesita ayudas públicas -lo que implica hacer quitas a las preferentes y la subordinada por imposición de Bruselas para "compartir la carga"-; pero, al no estar nacionalizada, no tiene derecho a las medidas excepcionales de ayuda a los clientes particulares que se han puesto en marcha en las que sí están en manos del Estado: el arbitraje y las compra de sus títulos por el Fondo de Garantía de Depósitos para dotarlos de liquidez como ha ocurrido en las entidades gallega y catalana (en Bankia no era necesario porque cotiza en bolsa).
El drama de los clientes de Ceiss proviene de que la entidad no fuera nacionalizada en septiembre de 2011, cuando el FROB se hizo con el 100% de CatalunyaBanc y NovaGalicia (Bankia fue rescatada en mayo de 2012). Entonces, se prefirió como solución a su déficit de capital (463 millones) la fusión con Unicaja en vez de la nacionalización. Es más, después de que los test de estrés del año pasado elevaran sus necesidades a 604 millones, se ha preferido inyectar ese dinero en forma de bonos convertibles contingentes (CoCos) en vez de en acciones, de nuevo por el proceso de fusión con Unicaja, que lleva ya más de dos años sin culminarse y aún no está claro que vaya a hacerlo.
Las fuentes citadas aseguran que el FROB "ni se ha planteado ni ha aprobado" ningún tipo de arbitraje para los híbridos de Ceiss. Hay dos razones para ello. La primera es la ya comentada de que estos arbitrajes sólo se aplican a entidades nacionalizadas, aunque en realidad no hay ninguna legislación específica sobre este asunto: se trata de una iniciativa del Gobierno español que Bruselas ha dejado fuera del proceso de reestructuración de nuestra banca porque se niega a pagar el coste del mismo. Éste saldrá de las cuentas de resultados de las entidades, y si éstas no bastan, de dinero público estrictamente español.
La segunda razón es precisamente esa, que Ceiss no tiene recursos para asumir este coste: "Un arbitraje se comería los recursos propios de Ceiss y provocaría necesidades de capital adicionales", asegura otra fuente. Y eso es algo que Unicaja no quiere ver ni en pintura. De hecho, la condición sine qua non impuesta por su presidente, Braulio Medel, para seguir adelante con la fusión es que la entidad castellano-leonesa no sólo no necesite mayores inyecciones de capital, sino que además aporte 1.250 millones sumando el canje de híbridos y los 604 millones del FROB (cantidad que se he elevado de los 1.200 millones iniciales que adelantó El Confidencial). Por tanto, un arbitraje daría al traste con la operación en la que tanto empeño ha puesto el FROB.
¿Qué va a pasar ahora con los afectados?
El subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy. (EFE)
Así las cosas, ¿qué destino espera a los titulares de preferentes y subordinada de Ceiss? Para empezar, ya no tienen estos títulos, que fueron canjeados en junio por CoCos de Ceiss con unas quitas que iban de desde el 24,93% hasta el 60,75% en el caso de las preferentes; en la deuda subordinada, la quita fue del 10% a excepción de una emisión dirigida exclusivamente a mayoristas, en que fue del 69,86%. Dicho de otra forma, ya han perdido una parte del dinero que invirtieron y no tienen más posibilidad de recuperarlo que por la vía judicial.
Si se consuma la fusión con Unicaja, les volverán a canjear estos títulos por una combinación al 50% de CoCos de Unicaja remunerados al 6% anual y otro 50% de bonos perpetuos (también convertibles en acciones), con un interés del 4% anual. Al menos van a cobrar intereses, pero se les exige renunciar a cualquier tipo de reclamación o al inicio de cualquier procedimiento judicial. Pero ahí tampoco podrán recuperar lo que quede de su dinero, sino que tendrán que esperar a que Unicaja Banco salga a bolsa (se ha comprometido a hacerlo antes del 31 de diciembre de 2016) para convertir sus bonos en acciones y poder venderlas en mercado... al precio al que coticen.
¿Habrá 'requita'?
Basilio Garmón, presidente de la Asociación de afectados por las preferentes de Caja España-Duero, estimó la semana pasada que este segundo canje tendrá una 'requita' que se sumará a la ya sufrida y que, según sus cálculos, ascenderá a un 75%. Fuentes cercanas a Unicaja, en cambio, aseguran que esta segunda quita aún no se ha fijado y que se está negociando con el FROB. En principio, la necesidad de que la operación aporte 1.250 millones hace que a Medel le interese que la quita sea lo menor posible (las preferentes y subordinadas totalizaban antes de la primera quita 1.400 millones, pero dentro de esos 1.250 se incluyen los 604 del FROB). Es más, ha pedido al fondo público una garantía de 200 millones para poder alcanzar esa cifra por si no acuden suficientes preferentistas de Ceiss al canje.
No obstante, una parte de ese capital se puede generar por parte de Ceiss como una plusvalía por la diferencia entre el nominal y el valor de recompra de estos títulos (es decir, por el importe de la quita), y ese capital se traspasaría a Unicaja con la fusión. Bankia generó 1.800 millones por esta vía en el canje de sus híbridos. Lo que sí ha impuesto la entidad malagueña como condición es que estos preferentistas no superen el 26% de la entidad fusionada (también se ha endurecido esta exigencia, que inicialmente era del 30%).
Como se ve, demasiados riesgos e incertidumbres, lo que va a provocar una avalancha de demandas ante los tribunales por parte de estos afectados. Si no sale la fusión, los afectados tendrán que asumir quitas adicionales. Claro que, en ese caso, Ceiss será nacionalizada y, en teoría, podrá haber un arbitraje. A quien sí le saldría más caro es al Estado español, de ahí que el FROB tenga tanto interés en que la fusión llegue a buen puerto. Porque su presidente, Fernando Restoy, no quiere ni oír hablar de tener que nacionalizar otra entidad con las dificultades que va a tener para colocar NovaGalicia y CatalunyaBanc.
Ceiss se encuentra en una situación sui generis en el sistema financiero español provoca que tenga lo peor de los dos mundos: es una entidad insolvente que no puede seguir por sí misma y necesita ayudas públicas -lo que implica hacer quitas a las preferentes y la subordinada por imposición de Bruselas para "compartir la carga"-; pero, al no estar nacionalizada, no tiene derecho a las medidas excepcionales de ayuda a los clientes particulares que se han puesto en marcha en las que sí están en manos del Estado: el arbitraje y las compra de sus títulos por el Fondo de Garantía de Depósitos para dotarlos de liquidez como ha ocurrido en las entidades gallega y catalana (en Bankia no era necesario porque cotiza en bolsa).
El drama de los clientes de Ceiss proviene de que la entidad no fuera nacionalizada en septiembre de 2011, cuando el FROB se hizo con el 100% de CatalunyaBanc y NovaGalicia (Bankia fue rescatada en mayo de 2012). Entonces, se prefirió como solución a su déficit de capital (463 millones) la fusión con Unicaja en vez de la nacionalización. Es más, después de que los test de estrés del año pasado elevaran sus necesidades a 604 millones, se ha preferido inyectar ese dinero en forma de bonos convertibles contingentes (CoCos) en vez de en acciones, de nuevo por el proceso de fusión con Unicaja, que lleva ya más de dos años sin culminarse y aún no está claro que vaya a hacerlo.
Las fuentes citadas aseguran que el FROB "ni se ha planteado ni ha aprobado" ningún tipo de arbitraje para los híbridos de Ceiss. Hay dos razones para ello. La primera es la ya comentada de que estos arbitrajes sólo se aplican a entidades nacionalizadas, aunque en realidad no hay ninguna legislación específica sobre este asunto: se trata de una iniciativa del Gobierno español que Bruselas ha dejado fuera del proceso de reestructuración de nuestra banca porque se niega a pagar el coste del mismo. Éste saldrá de las cuentas de resultados de las entidades, y si éstas no bastan, de dinero público estrictamente español.
La segunda razón es precisamente esa, que Ceiss no tiene recursos para asumir este coste: "Un arbitraje se comería los recursos propios de Ceiss y provocaría necesidades de capital adicionales", asegura otra fuente. Y eso es algo que Unicaja no quiere ver ni en pintura. De hecho, la condición sine qua non impuesta por su presidente, Braulio Medel, para seguir adelante con la fusión es que la entidad castellano-leonesa no sólo no necesite mayores inyecciones de capital, sino que además aporte 1.250 millones sumando el canje de híbridos y los 604 millones del FROB (cantidad que se he elevado de los 1.200 millones iniciales que adelantó El Confidencial). Por tanto, un arbitraje daría al traste con la operación en la que tanto empeño ha puesto el FROB.
¿Qué va a pasar ahora con los afectados?
El subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy. (EFE)
Así las cosas, ¿qué destino espera a los titulares de preferentes y subordinada de Ceiss? Para empezar, ya no tienen estos títulos, que fueron canjeados en junio por CoCos de Ceiss con unas quitas que iban de desde el 24,93% hasta el 60,75% en el caso de las preferentes; en la deuda subordinada, la quita fue del 10% a excepción de una emisión dirigida exclusivamente a mayoristas, en que fue del 69,86%. Dicho de otra forma, ya han perdido una parte del dinero que invirtieron y no tienen más posibilidad de recuperarlo que por la vía judicial.
Si se consuma la fusión con Unicaja, les volverán a canjear estos títulos por una combinación al 50% de CoCos de Unicaja remunerados al 6% anual y otro 50% de bonos perpetuos (también convertibles en acciones), con un interés del 4% anual. Al menos van a cobrar intereses, pero se les exige renunciar a cualquier tipo de reclamación o al inicio de cualquier procedimiento judicial. Pero ahí tampoco podrán recuperar lo que quede de su dinero, sino que tendrán que esperar a que Unicaja Banco salga a bolsa (se ha comprometido a hacerlo antes del 31 de diciembre de 2016) para convertir sus bonos en acciones y poder venderlas en mercado... al precio al que coticen.
¿Habrá 'requita'?
Basilio Garmón, presidente de la Asociación de afectados por las preferentes de Caja España-Duero, estimó la semana pasada que este segundo canje tendrá una 'requita' que se sumará a la ya sufrida y que, según sus cálculos, ascenderá a un 75%. Fuentes cercanas a Unicaja, en cambio, aseguran que esta segunda quita aún no se ha fijado y que se está negociando con el FROB. En principio, la necesidad de que la operación aporte 1.250 millones hace que a Medel le interese que la quita sea lo menor posible (las preferentes y subordinadas totalizaban antes de la primera quita 1.400 millones, pero dentro de esos 1.250 se incluyen los 604 del FROB). Es más, ha pedido al fondo público una garantía de 200 millones para poder alcanzar esa cifra por si no acuden suficientes preferentistas de Ceiss al canje.
No obstante, una parte de ese capital se puede generar por parte de Ceiss como una plusvalía por la diferencia entre el nominal y el valor de recompra de estos títulos (es decir, por el importe de la quita), y ese capital se traspasaría a Unicaja con la fusión. Bankia generó 1.800 millones por esta vía en el canje de sus híbridos. Lo que sí ha impuesto la entidad malagueña como condición es que estos preferentistas no superen el 26% de la entidad fusionada (también se ha endurecido esta exigencia, que inicialmente era del 30%).
Como se ve, demasiados riesgos e incertidumbres, lo que va a provocar una avalancha de demandas ante los tribunales por parte de estos afectados. Si no sale la fusión, los afectados tendrán que asumir quitas adicionales. Claro que, en ese caso, Ceiss será nacionalizada y, en teoría, podrá haber un arbitraje. A quien sí le saldría más caro es al Estado español, de ahí que el FROB tenga tanto interés en que la fusión llegue a buen puerto. Porque su presidente, Fernando Restoy, no quiere ni oír hablar de tener que nacionalizar otra entidad con las dificultades que va a tener para colocar NovaGalicia y CatalunyaBanc.
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