Las entidades que representan a las seis extintas cajas de Castilla y León en el patronato y la Junta no realizan nuevas aportaciones
La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León vive sus horas más bajas en 17 años de existencia y va camino de su disolución el día 23 de junio. La desaparición de las cajas de ahorros de Castilla y León, absorbidas por bancos de ámbito nacional, ha dejado al borde del colapso a una institución cuyo patronato lo componen Caja Segovia, Caja de Ávila, Caja de Burgos, Cajacírculo y Caja España-Duero y la Junta de Castilla y León.
«La Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León está casi en fase de liquidación», asegura uno de los miembros de una de las fundaciones de las cajas. «La mayoría de los miembros del patronato apenas tienen posibilidad de hacer aportaciones, y menos en las cantidades que han permitido sobrevivir estos años a la institución gracias a la obra social de las cajas», refiere uno de los portavoces de una entidad.
Ni la Junta de Castilla y León, presente en el patronato, ni el resto de entidades que la componen quieren hacer una valoración pública sobre el estado en el que se encuentra la Fundación del Patrimonio. A través de sus responsables de comunicación las fundaciones han eludido aclarar el futuro de la Fundación del Patrimonio Histórico y los acuerdos que se tomaron en su última reunión en abril. Todas ellas se remiten al presidente del patronato, José María Leal, en representación de la Fundación Caja de Burgos. Desde esta entidad, un portavoz de prensa señaló entonces que «no hay previsto realizar ninguna declaración al respecto».
Tampoco quiso pronunciarse Ramón Álvarez, director de la Fundación del Patrimonio Histórico, institución desde la que no se ofrece ninguna información sobre el futuro de la entidad. Una persona vinculada a una de las entidades ahora absorbida por un banco reseñó que «pasan por momentos difíciles por un tema de legislación y por la situación en la que han quedado las cajas, que se han disuelto, se han transformado y no reciben los mismos fondos que antes; nosotros no estamos en situación de colaborar en la misma medida que anteriormente, somos una fundación que está intentando abrir vías para obtener fondos y poder sobrevivir».
En el ámbito del sector de la restauración son sabidas las dificultades por las que ha pasado en los últimos años la entidad dedicada a la recuperación de monumentos y se reconoce cómo su actividad ha ido languideciendo al no poder abordar proyectos de la envergadura de los emprendidos en sus buenos tiempos. En los últimos tres años, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León ha vivido echando mano de su remanente de fondos para seguir acometiendo proyectos de restauración de edificios, lo que ha obligado a la entidad a intensificar la captación de patrocinios de empresas para poder acometerlos.
El pasado ejercicio se aprobó un presupuesto de 2,3 millones de euros en el que las entidades de ahorro no harían nuevas contribuciones económicas ni tampoco la Junta de Castilla y León, que realizó su última aportación de 60.000 euros en 2009. Durante los últimos cuatro años, la Fundación ha nutrido su presupuesto de ingresos con fondos propios que en su día realizaron las cajas y la administración regional.
Hasta 2010 la entidad llegaba a financiar hasta el 70% del coste de restauración de un monumento. En 2011, ante el clima de recortes, se tomó la decisión de afrontar solo aquellos proyectos en los que el mecenazgo o la propiedad del inmueble cubriera el 50% del presupuesto. Una de las actuaciones que está acometiendo en la actualidad es la conversión de la antigua prisión de Sepúlveda (Segovia) en un centro que recreará la historia del edificio.
Fuente de datos: elnortedecastilla.es
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