domingo, 26 de octubre de 2014

Corrupciones y más

Estos días la corrupción ha alcanzado cotas de máxima expectación. No porque no la conociéramos, sino porque el efecto mediático ha sido extraordinario. El Gran Wyoming llegó a hacer una gala en su programa de La Sexta dando “premios” al estilo Holywood. Las tarjetas negras, o black, ya ha sido el colmo. No tanto por la gravedad de las chorizadas como por lo icónico del asunto. Y digo esto porque en la cajas de ahorro ha habido acciones más graves que esas tarjetas, como son los créditos preferentes que han sido concedidos a más de un miembro de los consejos de administración y todavía nadie los ha sacado a la luz.

     Corre desde hace tiempo por los mentideros que algunos de esos créditos se les concedía a algunos consejeros a un 0% o 0,5% y ellos, sin mover el dinero – grandes cantidades – lo dejaban en la propia caja pero a un 3 o un 4%. Debería un fiscal averiguar si esa golfada es cierta. Porque de ser así, lo de las tarjetas es sólo un aperitivo, una corruptelilla. Y saber qué créditos se han concedido y para qué a algunos responsables de Caja España y Caja Duero. No se puede seguir manteniendo en una nebulosa toda esta inmundicia. Si se han hecho cosas tan guarras, que salgan, que se sepa; no puede más de uno ir por la calle de honorables (como Jordi Pujol), y después ser unos sinvergüenzas.

   Estos días atrás han salido las dietas cobradas por los señores consejeros de las cajas, sólo una parte, pero eso se supone que era dinero muy legal, y por tanto nada hay que decir. Otra cosa es que se pusieran consejos a las 16.00 horas, a las 17.00 horas y a las 18.00 horas, convocatorias todas seguidas, de tal forma que los señores consejeros se llevaban en una tardecita 1500 euros. ¿Cuántas veces sucedió eso en Caja Duero y Caja España?. Que se investigue y se diga. Y que se llegue hasta el final porqué Caja Duero invirtió en torno a 50 millones de euros en una urbanización de lujo en la República Dominicana, y no sé cuántos en Seseña…, y otras acciones impropias de una caja.

   Debería también preguntársele a los señores consejeros de las cajas qué hacían para no enterarse del desastre financiero, tan gordo que han terminado desapareciendo las seis cajas de Castilla y León. ¿ No tuvieron ninguna responsabilidad?. ¿Iban sólo a los consejos a cobrar dietas?. ¿En qué consejos de empresas participadas de esas cajas estaban esos mismos consejeros, y cuánto cobraban en dietas?. ¿Es que la justicia sólo va a hacerse en Caja Madrid?

    Ya sabemos que algunos están imputados en varios casos, y que han pasado por el juzgado, pero es muy poco para todo lo que ha pasado. Las cajas tenían una función social extraordinaria, una forma de que repercutiera en todos nuestro propio ahorro, y nos hemos quedado sin nada y nadie dice nada. Los responsables del gobierno, de la Junta, se callan, entre otras cosas porque alguno de ellos, varios, son corresponsables del desastre. Ellos, como políticos, no pueden mirar para otro lado. Es cierto que la crisis ha sido gran culpable de la hecatombe, pero porque se estaban haciendo mal las cosas. Por eso cuando vino el viento el árbol ( y valga también esto para el supermercado del mismo nombre) estaba podrido por dentro y quebró. ¡ Y hasta hoy nadie, nadie, se ha hecho responsable de nada!. Incluso en Burgos los responsables del desastre siguen chupando, como José María Arribas, un personaje de estudio.

    Por eso toda querella que obligue a investigar, como las puestas por UPyD e IU merecen el apoyo de todos. Luz y taquígrafos es lo que necesitamos. Cierto es que nuestros políticos son reflejo de nosotros mismos, quiero decir que todos somos responsables de la corrupción, cuando no corruptos. Todos, o casi todos, buscamos defraudar a hacienda, intentamos todo tipo de picardías y contribuimos a la mierda general. Alguno dirá que él no, y puede tener razón, pero la mayoría está en el primer paquete. Por supuesto, la corrupción está en todo el mundo, en todos los países, pero los españoles más. Si miramos para atrás veremos enorme cantidad de sinvergüenzas que han dejado el país lleno de mal olor. Es más: el ciudadano acepta a los corruptos, no los castiga en las elecciones. Y otras veces hasta los aplaude: a Jordi Pujol muchos le siguen venerando, y le muestras su “cariño”. Al igual que a Isabel Pantoja, que sigue llenando los teatros con gente que se rompe las manos a aplaudirle, no sólo porque sea buena artista, sino también como apoyo, a pesar de estar sentenciada y bien sentenciada.

    Así nos va. Y así nos seguirá yendo. ¡Qué pena que no tengamos el triple de jueces y fiscales!. Los necesitamos. Servidor sólo cree ya en ellos. Bueno, y en la Guardia Civil, que cuando me paran en la carretera sé que no voy a poder hacer ninguna prevaricación. 

Fuente de datos: salamancartvaldia.es 

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