La investigación judicial de la quiebra de Bankia está diseccionando el funcionamiento de la entidad durante los meses previos a su colapso. La última gran revelación han sido las presuntas tarjetas opacas que 86 exdirectivos de la institución habrían usado para costearse gastos y caprichos personales por un valor total de 15,5 millones de euros. Pero el sumario del caso contiene otros datos que también ilustran la voracidad de los máximos responsables de la entidad. Las actas de la comisión de retribuciones de la matriz de Bankia, el Banco Financiero y de Ahorro (BFA), a las que ha tenido acceso El Confidencial, evidencian el interés que tuvieron sus integrantes por otorgarse cuanto antes unos sueldos similares a los que se abonaban en grandes instituciones financieras, a pesar de la delicada situación que ya atravesaba el banco en aquel momento.
Eso es lo que se desprende desde las primeras reuniones de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones de BFA. En el primer encuentro, el 24 de enero de 2011, sólo tres semanas después de que se constituyera oficialmente la entidad, los integrantes de este órgano –José Manuel Serra Peris (presidente), Jorge Gómez Moreno, José Antonio Moral Santín, Ángel Villanueva Pareja, Remigio Pellicer Segarra (vocales) y Miguel Crespo Rodríguez (secretario)– acordaron encargar a la consultora Hay Group “un análisis de retribuciones del sector financiero español, con particular referencia a las sociedades cotizadas, y en estas últimas no sólo las financieras, sino también a las más significativas”. Los consejeros de BFA querían que sus retribuciones estuvieran a la altura de las que percibían los miembros de las compañías privadas más importantes de España. Con ese documento, elaborarían una “propuesta de retribuciones”.
Los consejeros acordaron volver a reunirse en dos semanas para estudiar las recomendaciones de Hay Group, pero Moral Santín, que ocupaba un puesto en BFA a propuesta de Izquierda Unida, aprovechó esa primera reunión para recordar la autoridad que tenía en materia salarial el órgano del que formaba parte. “Moral Santín recuerda que la propuesta al Consejo, tanto de retribuciones como de Consejeros, como de Directivos Ejecutivos, corresponde a la Comisión de Nombramientos y Retribuciones”, anotó Crespo en las actas de esa primera reunión.
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Moral Santín –uno de los que más usó la tarjeta opaca, con un gasto de 456.522 euros– no se quedó ahí. Insistió en que los sueldos de todos los directivos debían estar al mismo nivel que los de consejeros de “bancos de dimensión y condición equiparable y no de las cajas de ahorro”. Y consideró que en el análisis de las retribuciones debían “introducirse no solo los conceptos estrictamente retributivos, sino también los denominados ‘otros conceptos’”.
A la altura del sector
El 15 de febrero de 2011, la Comisión de Nombramientos y Retribuciones volvió a reunirse ya con el informe de Hay Group sobre la mesa. “Se informó sobre la retribución de los consejeros no ejecutivos de empresas cotizadas en el Ibex 35 y tal retribución en el contexto actual. Señala que con carácter general se contemplan unas retribuciones con una parte fija y otra por asistencia”. Como habían pedido los integrantes de este órgano, la comparación de los salarios se extendió a entidades de otros países de la Unión Europea y de Estados Unidos, pese a lo lejos que estaba España de las primeras economías del mundo. Además, la Comisión decidió que el salario de los directivos se incrementara si el presidente de la entidad les encargaba trabajos o proyectos específicos.
En la tercera reunión de la comisión, el 21 de marzo de 2011, sus integrantes no sólo consideraron que los directivos de BFA tenían que recibir un salario a la altura de sus expectativas, sino que la entidad también debía abonarles un seguro de salud y otro de responsabilidad civil que les cubriera en caso de reclamaciones derivadas de su gestión al frente del banco. Acordaron solicitar información sobre esos productos y analizar las propuestas más adelante.
Fotografía de archivo de Rodrigo Rato (d) y José Luis Olivas. (EFE)
Tres semanas después, los miembros de la comisión estudiaron de nuevo las diferentes fórmulas que existían para fijar su propia remuneración. El asunto sin duda les preocupaba, a la vista del tiempo que dedicaron a esta cuestión y de los numerosos documentos que encargaron para confirmar que sus salarios se ajustaban a los criterios del sector financiero. De hecho, las actas de la Comisión de Retribuciones reflejan más datos e intervenciones que sus componentes que las de la Comisión Delegada de Riesgos, en la que se abordaban las operaciones más delicadas o relevantes para BFA.
3.000 euros por sesión
Tomando como punto de partida el informe de Hay Group, “el índice Spencer Stuart de Consejos de Administración de España de 2009” y el “Informe sobre Remuneración de los Consejeros de diciembre de 2010 de PWC”, la Comisión de Retribuciones decidió que una parte del sueldo fuera fija (60%) y otra variable en función del cumplimiento de una serie de objetivos (40%). Los asistentes al consejo de administración cobrarían una dieta adicional de 3.000 euros por sesión. Por su parte, los propios integrantes de la Comisión de Retribuciones se fijaron un sueldo de 25.000 euros anuales. El presidente del órgano cobraría el doble. Además, todos los directivos tendrían derecho a un pago en acciones de la propia Bankia que no se entregaría hasta que no se perdiera la condición de consejero. Por último, los directivos disfrutarían de un plan de pensiones con opción de rescate. Por supuesto, la entidad aportaría los fondos.
Los directivos de la Comisión de Retribuciones volvieron a reunirse los días 4, 19 y 26 de mayo de ese año para concederse algunas mejoras. Elevaron al 80% la parte fija de sus sueldos y, por tanto, dejaron a expensas del cumplimiento de objetivos únicamente el 20% restante. También suprimieron la prohibición de convertir en efectivo las acciones antes de la pérdida de condición de consejeros. “Las acciones recibidas del banco cotizado [Bankia] serán disponibles a los tres años de su entrega efectiva”, pactaron. Asimismo, tras estudiar las alternativas disponibles, se otorgaron por unanimidad “un seguro colectivo” que cubriera sus pensiones millonarias y otro de responsabilidad civil.
El ministro de Economía, Luis de Guindos. (EFE)
El 6 de junio de 2011, el foco de atención de la Comisión de Retribuciones se desplazó a las ventajas contractuales que a su juicio les correspondían al presidente y vicepresidente de la entidad, Rodrigo Rato y José Luis Olivas, respectivamente. Los consejeros acordaron sumar a sus sueldos astronómicos dietas complementarias por su asistencia a consejos y les concedieron el derecho a “una indemnización de dos anualidades de salario al término de sus funciones” sin especificar ningún otro condicionante para que pudieran recibirla.
"Retribuciones moderadas"
La situación en la que ya se encontraba en aquellos momentos BFA y el contexto general del país llevó a los miembros de Comisión de Retribuciones a terminar aquel encuentro recordando que los salarios de los directivos de la entidad podían haber sido incluso más elevados. “Las retribuciones fijadas son moderadas en comparación con la media del sector, habiéndose fijado así en atención a las ayudas públicas recibidas y al carácter inicial del proyecto (La propuesta se encuentra por debajo del tercer cuartil y muy próximo a la mediana, extremo relevante tratándose Bankia de un banco que se encuentra por dimensión entre los primeros del país)”, recoge textualmente el acta a la que ha tenido acceso El Confidencial y que se encuentra incorporada al sumario que instruye el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu.
Esa afirmación no convenció al Banco de España, que el 27 de octubre de 2011 pidió a Rato que justificara las retribuciones de la dirección de la entidad. El ministro de Economía, Luis de Guindos, fue más allá y aprobó sólo unas semanas después de llegar al cargo el RDL 2/2012, que limitó el sueldo de los consejeros de BFA y Bankia. Con ese decreto, Rato pasó de cobrar 3 millones de euros al año a tan sólo 600.000 euros. La Comisión de Retribuciones de BFA fue convocada de nuevo el 6 de febrero de 2012 para asumir oficialmente las fuertes rebajas salariales impuestas por esa norma. La fiesta se había terminado.
Sin embargo, para entonces, los integrantes de esa comisión ya habían percibido suculentas nóminas. Jorge Gómez Moreno ingresó 339.000 euros en 2011, Remigio Pellicer, 302.000, y Ángel Villanueva Pareja, 307.000. José Antonio Moral Santín sólo fue vocal hasta el 16 de junio 2011, pero por sus cinco meses y medio en el puesto cobró 231.000 euros, es decir, 42.000 euros al mes. José Manuel Serra Peris estuvo igualmente en el cargo hasta junio de 2011, y también ingresó por ese periodo la mareante cantidad de 178.000 euros, 32.300 euros por mes trabajado.
Fuente de datos: elconfidencial.com
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