martes, 16 de diciembre de 2014

Las armas de Bankia ante el caso judicial

Bankia es solvente y podrá aguantar sin nuevas ayudas públicas el más que probable coste por las indemnizaciones a sus antiguos accionistas, aquellos que sufrieron pérdidas en su inversión en base a unas cuentas presuntamente falseadas.

Este es el mensaje que ha trasladado su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, en la última semana ante la avalancha de reclamaciones que se avecinan por parte de los inversores que acudieron a la salida a bolsa, en julio de 2011, y los que adquirieron títulos desde el debut hasta mayo de 2012, cuando dimitió Rodrigo Rato y el nuevo equipo destapó el agujero patrimonial al solicitar 19.000 millones al Estado.

La factura será asumida por la matriz BFA, propiedad al 100% del Estado y que mantiene a día de hoy una participación del 62% de Bankia. ¿De dónde saldrá el dinero? En el holding hay un exceso de capital después de que en los últimos dos años haya generado 5.500 millones como consecuencia del ejercicio de saneamiento y recapitalización, de los extraordinarios por venta de carteras de negocio y de participadas, de obtención de beneficios recurrentes, de la bajada de los activos ponderados por riesgo y de la desinversión del 7,5% de Bankia vendido a principios del presente ejercicio. El sobrante de capital, según los test de estrés del BCE del grupo alcanzan los 2.700 millones en el escenario base y los 4.800 millones en el adverso.

Esta es una de las armas con las que cuenta el banco para hacer frente a las posibles demandas e incluso a la eventual fianza de más de 4.100 millones, solicitada por UPyD.

Dividendo al Frob

Pero el superávit de solvencia no es la única herramienta de que dispone y que podría utilizar en caso de necesidad, porque aunque en la entidad circunscriben a 3.100 millones el quebranto máximo, el importe tope podría ser mucho mayor teniendo en cuenta las pérdidas que no sólo han tenido los inversores que acudieron a la salida a bolsa. Es muy difícil conocer la cuantía debido a la multitud de transacciones de títulos que se hicieron entre el debut bursátil y el plan anunciado diez meses después.

Dos son las principales palancas que tiene y ambas afectan a la devolución de las ayudas públicas inyectadas en el grupo, que ascienden a casi 22.500 millones. La primera es el retraso de la entrega al Estado (Frob) de los 1.300 millones obtenidos con la venta del 7,5% de Bankia que tenía previsto realizar BFA en 2015 vía dividendos con cargo a los resultados de 2014.

La segunda es la desinversión de nuevos paquetes de títulos de Bankia. El Gobierno, según algunos medios, había pospuesto cualquier operación de reducir la participación de BFA en la entidad cotizada hasta 2016 por cuestiones electorales. Las ventas se podrían acelerar en caso de que el grupo tuviera que ser necesario y, por ende, el precio de la acción no sería el principal motor. El viernes Bankia valía en bolsa 14.800 millones, por lo que la participación del holding propiedad del Frob roza los 9.200 millones.

Además de estas armas, el grupo tiene más, aunque de menor relevancia. Aún debe deshacerse de participaciones industriales, como Realia y Globalvia, como un sinfín de empresas de distintos sectores.

Con esta artillería no es de extrañar que el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, ratificara con contundencia hace unos días que los objetivos del plan de negocio se mantienen intactos, como alcanzar una rentabilidad sobre recursos propios del 10% en 2015. El empeño del nuevo equipo gestor es aumentar la cuenta de resultados y el valor de la entidad para devolver las ayudas.

Fuente de datos: eleconomista.es

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