El pasado 4 de diciembre, los peritos independientes designados por el Banco de España hicieron llegar al juez un informe pericial que entre otras cosas señalaba que las cuentas de Bankia y su matriz BFA del año 2011, el último completo de Rodrigo Rato en la presidencia del grupo, así como las reformuladas por su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, no reflejaban "la imagen fiel de estas entidades".
Sobre la mesa tiene la solicitud de imputar a Goirigolzarri y el resto de miembros del actual Consejo de Administración -aunque fue el anterior el que participó en la reformulación de las cuentas, a excepción del actual presidente de Bankia-, así como la de todos los usuarios de las tarjetas opacas de Caja Madrid, sobre las que los peritos encontraron una clara "voluntad de ocultación".
Pero tanto Goirigolzarri como su predecesor al frente de Bankia, Rodrigo Rato, han defendido su papel al frente de la entidad.
Rato ha señalado que no hubo "ni intención ni posibilidad de engañar" a nadie en la salida a bolsa, ya que contaban con cartas del Banco de España que especificaban cuáles eran las pérdidas esperadas de las cajas del grupo y reconocían que las cuentas eran coherentes.
Y Goirigolzarri ha reiterado que los temas de fondos que cuestionan los peritos son anteriores a su llegada a la entidad.
Tanto en el caso de Bankia como en el de su matriz BFA la distorsión se debía a "la existencia de ajustes de importancia material no contabilizados", indicaba el informe, que detallaba que en las cuentas de 2011 elaboradas por el equipo de Rato se ponía de manifiesto "la pésima calidad del seguimiento del riesgo de crédito".
En el caso concreto de BFA, los peritos cuestionaban que no se saneara la participación en Bankia -en la que se integró la valenciana Bancaja-, que en la reformulación de las cuentas generó un ajuste de 5.189 millones de euros, ni se dieron de baja los activos fiscales, todo lo cual debió registrarse en la fecha de los primeros estados después de la salida a bolsa.
Por lo que respecta a las cuentas reformuladas bajo la presidencia de Goirigolzarri, los expertos consideraron "incorrecto el ajuste de los activos fiscales de BFA, 2.744 millones", así como los deterioros contabilizados, en concreto los referidos a saneamientos por 20.807 millones descontados 3.100 millones atribuibles al traspaso de activos al banco malo, Sareb.
A juicio de los peritos, "es evidente que parte de estos deterioros eran anteriores a 2012", año en el que el nuevo equipo de Bankia reformuló las cuentas del ejercicio previo.
El informe detectaba también errores contables en las primeras cuentas de Bankia de 2011, que no cumplían la normativa del Banco de España puesto que deberían haberse reducido los recursos propios computables y el patrimonio neto en los citados estados por importe de 781,9 millones de euros, reduciéndose la cuenta de pérdidas y ganancias por la exposición del grupo al sector inmobiliario.
También debía haberse anotado pérdidas de 1.301,30 millones por la revisión de carteras y del riesgo al sector promotor e inmobiliario.
El ajuste por estos conceptos suma 2.083,20 millones de euros y haría que el grupo realmente perdiera 1.830 millones de euros frente a los 252,87 millones de beneficio que Bankia declaró antes de la marcha de Rato, concluye el informe.
Pero además, los peritos concluyen que BFA tampoco formuló bien sus cuentas y debió realizar ajustes por 6.869,81 millones de euros, con lo que se anotaría unas "pérdidas muy significativas" de 4.570 millones de euros, frente a los 30 declarados.
Y tampoco las cuentas de 2011 reformuladas por el equipo de Goirigolzarri, que fueron aprobadas sin salvedades por Deloitte y el auditor Francisco Celma -cuya imputación también ha solicitado alguna acusación-, cumplían la normativa del Banco de España, indicaban los peritos, en lo relativo a la consideración como morosas de determinadas carteras de préstamos a promotores inmobiliarios.
Fuente de datos: invertia.com
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