Madrid, Otr/Press Uno de los más recientes y brutales episodios de malas prácticas bancarias, la macro-estafa de las Participaciones Preferentes mediante la cual algunas Cajas se apropiaron de los ahorros de sus clientes tradicionales, la mayoría modestos trabajadores y jubilados, pero todos ignorantes de que el producto que se les vendió como seguro y de ahorro no era tal, sigue cobrándose la vida y la salud de muchas de sus víctimas. Una recogida de firmas para "exigir responsabilidades penales por las secuelas y los fallecimientos de los estafados por las Preferentes" acaba de emprenderse en la Red.
La relación causa-efecto entre el desamparo de las víctimas de la estafa consentida y los perjuicios en su salud y en sus vidas puede, sin duda, discutirse, pero también, si lo que se pretende no es exonerar de responsabilidad a los autores, puede establecerse sin miedo al error en muchos de los casos. Anteayer mismo, María Jesús, una sexagenaria que tenía fijada ya la fecha de su juicio, falleció al no resistir su salud la tensión, la angustia y la rabia por la miseria sobrevenida. Su madre, de 90 años, estafada igualmente, murió hace unos meses sin haber recuperado sus ahorros, y su hermana, Paloma, estafada también, discapacitada y en paro, sigue empantanada en los Juzgados, que hacen lo que pueden y más con sus precarios recursos, echándose sobre sí, sobre la Justicia, la solución, inevitablemente lenta y gravosa para personas tan mayores, a la dramática situación creada por el Gobierno del PP con el despojo de tantos españoles para complacer a los prestamistas internacionales.
Son decenas ya los que, según han recibido tras años de calvario la sentencia favorable en los Juzgados, se han desplomado con el corazón hecho trizas, algunos para ya no levantarse, y cientos los que reciben fuertes tratamientos psicológicos. Mi médica, sin ir más lejos, sufrió un ictus al relajarse un poco tras concederle la Justicia el refrendo a su demanda, y ahora pugna por aprender de nuevo a hablar y a valerse. Son miles los que penan, sufren y caen ante la indiferencia del Gobierno que con su MOU propició éste caos. Son las secuelas de las Preferentes. Algunas de ellas, las más sangrantes.
Fuente: eldía.es
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