El Juzgado de Primera Instancia número dos de Jerez ha dictado una sentencia por la que obliga a Bankia a devolver a los hijos de un matrimonio fallecido el dinero que sus padres, aún en vida, invirtieron en preferentes en el año 2009. Tras esta decisión judicial, el banco ha de reintegrar a los cuatro descendientes de la pareja los 138.000 euros que sus progenitores depositaron en la entidad intervenida por el Gobierno.
El matrimonio decidió depositar los ahorros de toda su vida -él, Pedro, era policía nacional retirado, y ella, Petra, ama de casa- en Caja Madrid, la sucursal de confianza de ambos y que años más tarde sería asumida por Bankia. "Ahorró como una hormiguita para tener una buena vejez", relata ahora una de sus cuatro hijos, Petra.
Una mañana de tantas, mientras Pedro, de 88 años, tomaba el sol con otros jubilados en la plaza Madre de Dios de Jerez, una trabajadora de la sucursal salió para ofrecerle "un producto que aquí tenemos para los clientes de toda la vida, para los mejores, como tú". Poco después, Pedro acabó convencido de que aquello era una buena inversión.
El padre de Petra murió dos años después de haber confiado en su banco y tras aceptar invertir en preferentes todos sus ahorros, 138.000 euros. Falleció pensando que su dinero estaba a buen recaudo y que, ya fuera su mujer o sus hijos, podrían recuperarlo cuando quisieran. En cambio, su esposa, que murió justo un año después que su marido, en todo momento conoció que corría un serio riesgo de perder su dinero.
Ahora, en una sentencia con fecha del 2 de junio de 2015, un juzgado de Jerez ha estimado íntegramente la demanda presentada por los hijos de Pedro y de Petra, ha declarado nulo el contrato de compra de preferentes y ha condenado a Bankia a devolver a los hijos del matrimonio 138.000 euros, así como el interés legal del dinero devengado desde mayo de 2009, cuando firmaron la inversión.
"Mi padre no veía y apenas escuchaba nada. No nos explicamos cómo pudieron aprovecharse de él de esa manera", relata Petra, que tras conocer la sentencia se siente mucho más aliviada, como sus tres hermanos.
Fuente: el mundo.es
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