No consta de momento que tarjetas de la delictiva naturaleza de las utilizadas por la caja madrileña hayan existido por estos lares. Pero lo que sí ha podido constatar “El topillo” es la existencia en una de las extintas cajas de esta comunidad de tarjetas de crédito, en principio no opacas al fisco, destinadas a cubrir los gastos de representación de determinados miembros de su Consejo de Administración.
Fue el caso, antes de su fusión con Caja Duero, del presidente, los dos vicepresidentes y el secretario del Consejo de Caja España, a saber, Santos Llamas, Isabel Carrasco, Francisco Fernández y Miguel Ángel Álvarez. Los cuatro dispusieron de tarjetas de crédito facilitadas por la entidad para cubrir ese tipo de gastos. Ha trascendido también que, tras producirse la fusión y salir Llamas de la presidencia, que no del Consejo de Administración, se planteó la posibilidad de extender la misma tarjeta a otros consejeros, alguno de los cuales declinó dicha oferta, ante lo cual no prosperó la idea de ampliar la nómina de prebendados.
Poco después, los dos antiguos vicepresidentes de Caja España procedieron a devolver sus tarjetas. Por su parte, Álvarez, antiguo sindicalista de UGT, asegurado que también acabó devolviéndola, aunque, si lo hizo, fue en otro momento posterior. En todo caso se desconocen las cantidades gastadas con cargo a dichas tarjetas y si a través de las mismas pudieron distraerse gastos de carácter puramente personal.
Ante esta última hipótesis, Izquierda Unida y Ecologistas en Acción se plantean la posibilidad de ampliar nuevamente la denuncia presentada en su día sobre las presuntas irregularidades en la gestión de las antiguas Cajas, en relación con la cual mantiene abiertas diligencias un Juzgado de Instrucción de León.
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El blog de Pedro Vicente
Fuente de datos: segoviaaldia.es
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