Se dice, se asegura, se rumorea, se especula que las Cajas nos han costado a los españoles cien mil millones, de los que Caja Madrid se lleva un buen pellizco, más de veintidos mil. Una crisis y unos rescates que, naturalmente, pagamos todos de nuestros bolsillo. Lo de siempre. Pero lo peor no son las malas gestiones, que también, sino el pitorreo que parece deducirse que ha habido al menos en algunas. Y el mayor botón de muestra hasta hoy sonlas famosas tarjetas black de Caja Madrid (opacas), descubiertas ahora y que permitían a directivos y consejeros de todo pelaje, empresarios, políticos y sindicalistas gastar a su antojo y sacar dinero de los cajeros. Y sin tener que justificar nada y ante nadie. ¡Ni ante Hacienda! No eran comidas de representación ni nada parecido: Viajes, hoteles de lujos, compras en grandes almacenes, joyerías de lujo, compras en tiendas de náutica, decoración, muebles, hogar y menaje, pero también peajes y gastos “típicos” de representación como unos masajes asiáticos y otros lindezas. Y naturalmente, dinero y más dinero sacado de los cajeros…
Curiosamente, muchos gastos concentrados en los fines de semana, las vacaciones veraniegas y la Navidad. Lo que demuestra la dura vida de ser directivo y consejero de alguna entidad bancaria.
Todo ello en personas que, en muchos casos, gozaban de sueldos millonarios… Todo a cuenta, naturalmente, de los bolsillos de los demás: clientes, inversores, preferentistas… Y todavía más escandaloso: muchos de esos gastos se hicieron cuando ya se sabía de la quiebra de la entidad. Incluso después del rescate de Caja Madrid, lo que habla a las claras de su catadura moral. Sobre todo cuando muchos de esos daban lecciones a los demás: hay que trabajar más, gastar menos, vivimos por encima de nuestras posibilidades.
Sí, ya sabemos que los “listos”, con Blesa y Rato a la cabeza, se han llevado de Caja Madrid por la gatera más de 15 millones de euros que, es verdad, no es nada comparado con los más de 6.200 millones sacados en preferentes y deuda subordinada a unos 300.000 afectados/engañados con nocturnidad y alevosía.
Y no deja de ser vergonzoso que mientras los afectados de las preferentes reclaman su dinero o se manifiestan por las calles de Madrid pidiendo su dinero, sus ahorros de toda la vida, los gestores de la entidad gastaban con sus tarjetas opacas, quizá justo al lado de ellos, sin remilgos ni problemas de conciencia, incluso en puticlub, saunas, masajes tailandeses, en trajes y joyas de lujo… O en algún que otro abono a los toros, o en ibéricos, en tintorerías, en baños árabes, en talasoterapias, en gasolina, en cápsulas Nespresso y hasta ¡30 céntimos en un parking! Miseria humana. Un gasto desaforado que, como escribí el otro día en mi twitter, ni un hacker/delincuente hubiera igualado…
Ahora toca que, después del desaguisado de los órganos de control, a los que “colaron” también lo de las preferentes, y las comisiones abusivas, y Afinsa y Forum, entre otros escándalos que afectan a miles y miles de usuarios, actúen de verdad. Consiguiendo que devuelvan el dinero y viendo si era o no una práctica solo de Caja Madrid. Nunca es tarde para llegar al fondo de las tarjetas fantasmas.
La banca necesita transparencia para no seguir perdiendo crédito.
Fuente de datos: Blogs.cadenaser.com
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