El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Soria ha declarado nulo el producto de obligaciones subordinadas que una mujer con parkinson y de 77 años de edad suscribió en 2009 con Caja Duero, actualmente Banco Ceiss.
Además, este órgano judicial condena a la entidad demandada a reintegrar a esta mujer los 26.000 euros que contrató en subordinadas, más los intereses legales de dicha cantidad desde la fecha de tal entrega hasta la fecha de su reintegro, así como al pago de las costas procesales.
Contra esta sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, cabe la presentación de un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial en el plazo de 20 días.
Este procedimiento se remonta a julio de 2009, cuando la demandante, que ha estado asistida por el letrado Javier Enguita Millán, suscribió obligaciones subordinadas con Caja Duero. Cabe precisar que esta mujer, de 77 años de edad entonces, era una paciente diagnosticada de enfermedad de Parkinson desde el año 2001 y, además, padecía los achaques propios de una persona de su edad.
La demandante tenía la citada cantidad, 26.000 euros, y con ella no quería correr ningún tipo de riesgo, ya que era una cifra con la que quería redondear su pensión de 631,30 euros al mes, según se recoge en la sentencia.
Esta mujer suscribió este producto después de que desde la entidad le dijeran que «no» tenía ningún riesgo y que «en caso de necesidad se podía cancelar sin pérdida para el cliente». La sentencia recoge que «a la demandante en ningún momento se le comunicó que podía perder parte o todo su capital». «Si se lo hubieran comunicado se hubiera negado a firmar y se hubiera negado a contratar el producto porque el dinero que allí depositaba le era necesario». Y era «absolutamente necesario para pasar su vejez» porque años después, en enero de 2013, tuvo que contratar a una mujer para que le ayudase en el día a día, con un coste de 449 euros al mes.
La resolución judicial recoge que «no se informó convenientemente del producto a la demandante». Además, también señala que un mes antes de que suscribiera este producto, Moody´s rebajó la calificación crediticia otorgada a Caja Duero.
De hecho, el empleado que atendió a esta mujer, economista, manifestó en el juicio que no informó a la demandante de la revisión de la calificación, que se situaba a un paso del «bono basura». «Ya en el momento de contratación, este producto no era tan seguro como se hacía creer a la demandante en el folleto informativo que se le daba a firmar al ofrecerle una información sobre la calificación de la entidad que ya no se correspondía con la realidad».
Fuente de datos: diariodesoria.es
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